Meditar y Visualizar
Aprender a meditar y visualizar es
solo cuestión de práctica, esto te puede servir para lo que desees, ya que la
idea principal de este tipo de ejercicios es conectarte contigo mismo, con tu
esencia divina, la cual te dice que hacer, aprender a concientizar esto es un
paso principal en la vida de todos, recuerda que no hay división, desde los
átomos que forman cada célula hasta llegar a lo que es nuestro cuerpo, todo
esta unido, conectado entre si, para el buen funcionamiento propio de lo que
somos, Por eso hoy traigo una técnica para nuestro desarrollo y es la técnica
de aprender a meditar con visualizaciones.
Sobre la visualización
La
visualización es el empleo de la imaginación para ver lo deseado de antemano.
Cuanto más reales los pensamientos ampliados e ilimitados, más fácil será su
creación. Tu imaginación es tu herramienta creadora de energía más poderosa.
Cuando utilizas tu imaginación, la única regla es ser lo más creativo posible.
La habilidad para visualizar se utiliza en todo momento. Antes de crear
cualquier cosa, se hacen imágenes mentales. Pretendiendo que esta cosa ya se
tiene, empiezas a armonizar con ella y llenar tu realidad presente con la
sensación de su posesión. Esta sensación la empieza a atraer hacia ti. No te
preocupes si no puedes crear una imagen mental del objeto pensado porque no
todas las personas ven imágenes mentales cuando se imaginan algo. Algunas
personas lo sienten o tienen sensaciones de ello y otras, simplemente, piensan
en ello. Otras, crean imágenes de claridad y color variable. No es necesario
ver las imágenes mentales con claridad para poder crear lo deseado. La mayoría de
la gente encuentra que la visualización es cada vez más fácil en la medida en
que se practica. La concentración consiste en el enfoque constante de un
pensamiento o imagen en la mente, sin pensar en otras cosas.
Prepara el lugar
Elige un momento en
el cual nadie te molestará durante, al menos, quince minutos. Crea un ambiente agradable
y relajante a tu alrededor. Quizá te ayude una música tranquila y apaciguadora.
Ten cerca a uno de tus pequeños objetos favoritos, algo que puedas tener en la
mano, como una joya o un cristal. Que lo disfrutes.
Los Pasos
1. Encuentra una posición cómoda, sentándote en una silla o al suelo, a la que puedas mantener fácilmente durante diez o quince minutos. Tu espalda debería estar recta, si es posible, para permitir el buen flujo de la energía a lo largo de tu cuerpo. Cierra los ojos y empieza a respirar tranquila y lentamente, inhalando unas veinte veces con el tórax, lenta y rítmicamente.
2. Relaja tu cuerpo. Siente cómo te serenas, te calmas y te tranquilizas. Deja tu imaginación viajar por tu cuerpo, relajando todas sus partes. Relaja mentalmente tus pies, pantorrillas, muslos, estómago, tórax, brazos, manos, hombros, cuello, cabeza y cara. Deja la mandíbula ligeramente suelta y relaja los músculos que rodean los ojos. Siente cómo te tranquilizas aún más. Piensa en un momento en el que sentiste una gran paz interior e incorpora otra vez aquella sensación.
3. Con los ojos cerrados, piensa en una de las habitaciones de tu casa. ¿Cómo piensas en ella? ¿La ves como si estuviera en una pantalla de cine o te sientes en su interior, mirándola como si estuvieras allí? ¿Puedes sentir la habitación a tu alrededor? ¿Está en color? ¿Puedes recrear la disposición de los muebles? ¿Puedes imaginarte caminando en ella? Recuerda una imagen o una sensación de la habitación y mantenla viva durante aproximadamente un minuto, dejándola desvanecerse después.
4. Abre los ojos. Coge el objeto escogido con anterioridad. Míralo de cerca, notando su color, forma, peso, textura y todos los detalles que puedas. Tras unos cuantos minutos deja el objeto, pon las manos en la misma posición que tenían cuando lo sostenías y cierra los ojos. Recrea la imagen del objeto en tu mente, con todos los detalles posibles. Con los ojos cerrados ¿puedes imaginar su color, forma, peso, textura, etc. y cómo lo sentías en tu mano?
5. Ahora, piensa en un pequeño objeto que deseas tener pero que todavía no tienes. Para este ejercicio, usa algo que ya hayas visto. Con los ojos cerrados, imagínate el objeto con el mayor detalle posible. ¿Cómo sería su textura? ¿Qué forma y color tendría?
6. Ahora, practica la ampliación de tu imaginación, tomando el objeto que acabas de visualizar e imaginando otro, aún mejor. ¿Cómo te sientes cuando imaginas tener algo que es incluso mejor de lo que te creías capaz de tener? Naturalmente, si el objeto visualizado en primer lugar es lo que deseas, no tienes porqué pedir algo mejor. Sin embargo, sería bueno practicar la ampliación de tu imaginación.
7. Piensa en el objeto que deseas incorporar en tu vida. Concentra tu mente. Durante uno o dos minutos, piensa exclusivamente en ello y en nada más. Si surgen pensamientos indeseados imagínate, sencillamente, que los encierras en una burbuja y los dejas alejarse en el aire.
8. Cuando estés tranquilo y relajado y listo para volver, desvía tu atención lentamente hacia la habitación. Saborea y disfruta de tu estado de calma y paz. Mira el mundo que te rodea desde esta perspectiva más clara y brillante
Resultado
Si te sientes más tranquilo, relajado o equilibrado, has conseguido el estado de conciencia necesario. Cuanto más tranquilo y concentrado estés, mejores serán los resultados. Si no te sientes relajado y concentrado, repite este ejercicio de meditación u otros hasta que lo consigas
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